martes, 8 de diciembre de 2009

Arena y sol

Aprovechando los escasos días de sol -nada incompatible con el frío- que nos brinda el mes de Diciembre, el pasado domingo visitamos la playa neoyorkina. No, no...no estamos tan grillados como para meternos al agua. Eso se lo dejo a los pirados de los países nórdicos que tienen como tradición bañarse en agua helada a principios de enero.

A más de una hora en metro, en los límites de Brooklyn está el conocido parque de atracciones de Coney Island. El lugar es pequeño y no goza de espectaculares atracciones. Lo especial y mágico de este centro de ocio es que funciona anclado en el pasado. Su imagen sesentera, antigua y decadente, son realmente su valor de marca. Lo suyo hubiera sido verlo en temporada alta, repleto de gente y con las atracciones abiertas...pero mira, asi pude observa y disfrutar mucho mejor la gráfica del recinto. Me pareció increible...mayoritariamente descolorida y descascarillada, pero curiosamente actual.
Aqui os dejo una muestra.
Hasta la próxima entrada!!!
Besos




Streets of Philadelphia

Queridos todos!
Ya tenéis ganas de verme? Me habéis echado de menos? Si??? Eh, eh??
Son menos de dos semanas lo que me queda para coger el avión destino a Madrid, asi que ya queda nada!! Viendo que este paréntesis está a punto de cerrarse, ando finiquitando tareas que no quiero dejar antes de abandonar NY.

El pasado viernes volvimos a salir de Manhattan, rumbo a Philadelphia. Dado que mis conocimientos sobre esta ciudad eran bastante nulos, cualquier aportación extra era bien recibida. Apenas se limitaban a lo siguiente: campana de la independencia, Rocky, el príncipe de Bel-air y el sandwich Philip cheese steak. Hablando de tema culinario, descubri que de aqui son originarios los donuts y el ketchup Heinz. A lo que iba.... qué bueno es esto de no saber que te vas a encontar!!! Me gustó. Me sorprendió.
Si que recordaba que fue la capital de Estados Unidos por mucho tiempo y eso se nota. Basta con pasear por el barrio antiguo donde las edificaciones de estilo colonial plagan esta parte de la ciudad. Es fácil que al pasear por sus calles sientas retroceder al pasado y rememorar escenas que marcaron la consitución de esta nación.
Por ejemplo, contemplamos el antiguo ayuntamiento donde se encontraba originalmente la campana de la independencia. A su lado, se ubica Carpenters Hall que acogío el primer congreso continental. Apenas 200 metros, existe una antigua original sala de justicia que te transporta a las novelas de Mark Twain. También cuenta con el taller (actualmente museo) de Bestsy Ross, la mujer diseño la primera bandera de los EEUU y cuya creativa profesión debió ser jodida e incompatible con el amor (de que me suena esto....), ya que se casó como tres veces. No muy lejos de alli, se encuentra la tumba del inventor y político -que no presidente- Benjamin Franklin.

Tras un largo paseo llegamos al Museo de Philadelphia, situado en la cima de una pequeña colina. Para acceder, tienes que subir por uno de los reclamos de la ciudad: las escaleras que inmortalizó Silvester Stallone en Rocky......yeeeahhh!!! Una estatua en bronce del conocido personaje, aparece a un lado de la escalera. Quedamos atónitos al comprobar que no existe ninguna tienda de merchandising en los aledaños, ya que estamos totalmente convencidos de que sería un gran negocio.


Por supuesto, hicimos la misma parida que tooooooodo el mundo: subir corriendo las escaleras tarareando la melodía. Una vez arriba, hincamos el diente a nuestra comida de excursión consistente en bagels o bocadillos (depende del día) de embutido diverso. Mientras masticábamos y contemplábamos el pequeño pero llamativo skyline de la ciudad, no podíamos evitar hacernos la siguiente pregunta:" Algunos de los que suben este porrón de escaleras, visitarán el museo?" Seguro que no.

Besos!!