A la felicidad por la electrónica

Eso es lo que debieron de pensar una puñado de judios, cuando se montaron vete tu a saber cuando, la tienda B&H Photovideo. Por lo visto, la tienda es muy conocida en todo Nueva York, entre otras cosas porque compres lo que compres, ahí lo encontrarás más barato y con la misma calidad. Competencia desleal dudo mucho que sea, ya que por lo visto llevan en Manhattan media vida y se ha convertido en un punto de referencia para que los amantes de la tecnología puedan adquirir cualquier chisme con botoncitos.

El local está ubicado frente al Madison Square Garden, dividido en tres plantas y lo bastante grande como para pasar ahí la tarde. Me hizo especialmente gracia, que efectívamente, todos los dependientes eran judíos y hombres. También puedes encontrarte a mujeres y latinos, pero en puestos menores como seguridad, cajeros, o información en general.

Por mucha barba que uno se encuentre, decir que el atractivo de los dependientes es cero...¿que feeling puedes esperar de unos tipos que usan horquillas para los gorritos, llevan tirabuzones y visten todos igual?

Bueno al lío. Hoy he ido alli para comprar complementos para el portátil: una funda y una pequeña wacom. Aparentemente es fácil, pero ellos lo hacen todo una atracción. Coges el producto, vas a la fila donde CREES que vas a pagar, pero no. Pasan el código de barras por el lector, te dan un justificante de compra y colocan todo en una cajita que tu ves desaparecer.

De repente, te das cuenta que de todo el techo de la tienda cuelgan unos railes por donde circulan infinidad de cajas como la

tuya. ¡¡Un tráfico de pequeños vagones repletos de elementos

informáticos!! Adjunto foto.

De nuevo haces cola, esta vez para pagar: una cola para cash, otra para tarjetas y otra para mitad y mitad. Abonas la cantidad y....te dan otro papel. ¿Mi compra? ah, vale, tengo que hacer otra cola donde entregaré este último ticket y llegarán mis cosas en su vagoncito. Lo dicho, todo una atracción.