lunes, 30 de noviembre de 2009

Con un poco de azúcar

En esta vida marcada por las continuas responsabilidades y preocupaciones -labores que voy a dejar de fomentar-, uno de los ejercicios más sanos que me vienen a la cabeza para romper la rutina,es sacar el niño que llevamos dentro y dejar volar nuestra imaginación. Obviamente ahora no vivo en una rutina, pero sabiendo que este paréntesis finalizará pronto, uno le da la cabeza (Amaya, no voy a cambiar de la noche a la mañana!!!) Total, que la semana pasada y en compañia de las visitas, tuve toda una maratón de sana regresión infantil.

Con las entradas para un nuevo musical en el bolsillo, nos dedicamos a callejear por Times Square, antes de entrar al teatro. A pesar de todas las veces que hemos pateado este
emblemático ruce de avenidas, siempre hay algún cartel o lugar desconocido que llama tu atención. En esta ocasión el (re)descubrimiento fue la tienda de la marca de chocolates "Hersheys", que cuenta con el sirope de chocolate más famoso de USA.
Como si fuéramos parte del elenco de Charlie y la fábrica de chocolate, nos colocaron unos gorritos muy apañaos para fabricar nuestros propios bombones. La gracia consta en colocar un cubo bajo una serie de tubos y entre cuatro personas girar las ruedas para poder accionar tan compleja
maquinaria. Un ruido de motor comienza a sonar nada más girar las ruedas y decenas de chocolates y bombones se deslizan por los toboganes de la estructura hasta aterrizar en tu cubo.
Asi, hasta que queda totalmente lleno. Resultado, abandonas la tienda con tu cubo personalizado repleto de chocolatinas y una sonrisa de oreja a oreja. Adjunto imagen de tan dulce momento.

Con nuestros estómagos más edulcorados, acudimos al teatro. El musical elegido en esta ocasión es Mary Poppins...estamos completamente preparados para cantar!! Al margen de un argumento sobradamente conocido, nuestros sentidos se deleitaban con ver la grandiosa escenografía y canturrear los temazos: Chim, cheriri chim, Un poco de azúcar, Al compás y por supuesto Supercalifragilísticoespialidoso. Mi sentido crítico y analista no puede evitar decir que la muy lineal primera parte (ausencia de un llamativo número musical) es salvada por la espectacularidad de los números finales.
Fueron momentos divertidos, curiosos, en los que me alegró comprobar que todavía hay un niño grande en mi. Espero que me acompañe por mucho tiempo :-)


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