jueves, 5 de noviembre de 2009

Otoño en Nueva York

Oficialmente ya han pasado muchas semanas del comienzo del otoño, aunque en la gran manzana apenas acaba de empezar. Ahora es definitivo, el frío y los prontos atardecres ya están aqui. Basta con romper un poco el trajín diario y escaparte a Central Park para reafirmarte en que el otoño ha llegado.
El pasado domingo y aprovechando la visita de Manolo, fuimos a dar un largo paseo por este gran pulmón verde de la ciudad. Es inmenso, enorme, puedes ir las veces que gustes que siempre encontrarás un recodo, un sendero o un lago que no viste en tu visita anterior.
Con la llegada del frío son menos los bailarines de hip-hop, magos, cantantes y demás artistas callejeros que puedes encontrarte a cada paso y aunque este baño de creatividad forme parte de su encanto, el lugar no pierde ni un ápice de magia.

Es perfecto para perderte, aislarte del caos de la ciudad, desconectar y respirar profundamente. Ni que decir tiene, que los colores del otoño lo convierten aún más en un marco de incomparable romanticismo.
Pasear con un amigo, es hacerlo en buena compañía, pero no la suficiente. No pude evitarlo. Me acordé de él, lo eché de menos a mi vera, cogerle de la mano, nuestros juegos, las miradas, sus caricias....no se dónde estará, si lo conozco o algún día aparecerá. Sólo se que tras este necesario paréntesis, vuelvo a estar deseoso de conocerle y pedirle que me acompañe en este gran paseo que es la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario